Aquí se almacenaba la novena parte de la producción anual de grano, cosechas y ganado, que el pueblo debía donar al su señor, al Ducado de Alba, en concepto de impuestos. Esto sucede hasta 1852, fecha en que tras una sublevación popular, los lugareños se ven libres de este yugo, después de un litigio que duraba casi cuatro siglos.
Desde entonces se conmemora, con un festejo denominado "El Noveno"