En la plaza salmantina del Concilio de Trento, se encuentra, el Convento de San Esteban, con una fachada plateresca que cada tarde, se viste de oro con la fatiga del sol.
Esta monumental portada, protege dentro de su gran arco el calvario y la lapidación de San Esteban, obra del italiano Ceroni, de 1610. En sus laterales, la profusa decoración renacentista, se compone de medallones, grutescos e imágenes de santos, principalmente dominicos.
En la explanada, a unos metros de la puerta principal, se levanta la efigie del padre Francisco de Vitoria, gran teólogo del siglo XVI, y uno de los creadores del Derecho Internacional.