Esta impresionante plaza barroca del siglo XVIII, fue concebida para albergar los mercados, que saturaban los alrededores de las dos catedrales.
Hoy en día, su cometido, es otro; es punto de reunión, lugar de visita obligada, objetivo de curiosos y fotógrafos, sitio perfecto para el paseo y el descanso, entorno bellísimo, corazón de la ciudad, y sobre todo, orgullo de todos los salmantinos.