Diríamos que "Saudade", es lo que identifica al portugués. Es algo que todos llevan, es melancolía suave, es algo que afecta al que parte y al que queda. No es nostalgia, ni pesar, ni disgusto, ni tristeza o alegría, es una contradicción de sentimientos, es el espíritu de un pueblo que se llama Portugal.

Aquí, el gusto por el adorno surge expontáneamente, el portugués es adicto por naturaleza al símbolo, y por eso el arte popular de este país, es tan rico. Uno de los más elocuentes, es la azulejería, que podemos encontrar en cualquier aldea, ciudad o barrio, y donde plasman orgullosamente su patrimonio, oficios y creencias.