En efecto, desde este momento prinicipia la serie interminable de invasiones, correrías, depredaciones, amagos, ataques, que si no conseguían el objetivo principal, que era la ciudad, asolaban, arruinaban y aniquilaban los pueblos colocados fuera del alcance del cañón, principalmente, como en toda guerra con Portugal, los situados al otro lado del Águeda.
(Mateo Hernández Vegas)