Afilador, oficio en extinción

Afilador, oficio en extinción

El oficio de afilador callejero, figura muy popular en Galicia y también en el resto de España, ha desaparecido prácticamente, a no ser como 'pieza' humana de museo. El de la foto fue captado hoy en la feria medieval de Lugo, en el último día de las fiestas del San Froilán. Los afiladores ambulantes procedían sin excepción del norte de la provincia de Ourense, en Galicia, sobre todo del municipio de Negueira de Ramuín, muy próximo a la Ribeira Sacra, y con su rueda, como la de la foto, en ocasiones acoplada a una bicicleta o motocicleta, recorrían el mundo. Eran (son, los pocos que aún quedan), verdaderos artistas en su oficio de afilar y, a la vez, de reparar paraguas y potas. Otra característica esencial es su idioma, el barallete, una variante delirante del gallego, que sólo ellos entendían y lo utilizaban para comunicarse entre sí. Por ejemplo: "Habia que chusar anque oretee ou axa barruxo, porque facía falta zurro, que sanqueico nono da de balde". Traducido al galego: "Había que traballar aínda que chova ou haxa barro, porque facía falta diñeiro, que Deus non o dá de balde". Y al castellano: "Había que trabajar aunque lloviese o hubiese barro, porque hacía falta dinero, y Dios no lo regala". Lástima que estos oficios desaparezcan, porque con ellos desaparecen también parte de la esencia y la identidad de un país.